domingo, 15 de diciembre de 2013

jueves, 17 de octubre de 2013

XVII

Quizá antes fueras más “tú” que ahora, y ahora ni siquiera contemplas los días como tales.

A día de hoy no queda nada. Ni las sonrisas fingidas, ni sus cosquillas hasta morir.
Las olas te vienen buscando el frío de los pies porque ya o encuentran vitamina propia que a ellas mismas vaya por instinto.

El opaco de los espejos hizo que te acostumbraras a no quitar el vaho después de cada ducha rápida de subconsciente, y se fue acumulando en cal cristalizado, una encima de otra, para no dejarte ver.

Que no deje el agua de rozarte las heridas, duele,
admítelo,

pero es lo único que te dará vida. 
Por y hasta el momento.
.




Góndola.

viernes, 11 de octubre de 2013

XVIII - "Rojo. Relativo"

“A este ruido, tan huérfano de padre, no voy a permitirle que taladre este corazón podrido de latir…”

Tú, y los típicos pálpitos con carencia de cordura.

Se embruja el horizonte. Las cadenas, los candados.
Max Ritcher como modo de inspiración, y ese dolor insuperable que nos hace pertenecer de, tanto.

Fallacia alia aliam trudit; y así es como caen en el olvido los pájaros que ya volaron, desatándose de sus nombres, y las heridas.
Y es como quedan los rencores y la gran pregunta de “qué coño hago aquí”.
De qué sirve ignorar lo ya ignorado. Para aguantar rechinando los dientes, y las paredes.
De esquina                                                                                                                       a esquina.

Un camino desierto, la propia línea recta y, se anudan los lazos.
Se nos agrieta el suelo y     la lluvia     empapa los cristales de un ansia tóxica.





Te muerdo y se para el tiempo.

Y volvemos a rebobinar.


Donde las cuestas se hacen infinitas, el árbol desfallece y la luna se esconde.

Flashback involuntario.

¿Dónde están los lobos? ¿Dónde están las heridas abiertas?
Señora sumisión ahogada en ácido perpetuo.
Asfixia     .

Entonces corremos a cinco patas, incalculando la ira.
Se nos apaga la noche, se abren las nubes; aparece el océano ahogándonos en mareas.
En estrellas rojas. Relativas. En bocas de ceniza, en música.

Solo cuando nos volvemos a perder dándonos la vuelta ante el tiempo.

Todo marchita rápido en un ciclo impoluto, un secreto involuntario.
Un paréntesis del olvido de la  vida del ignorante que hace que sabe, y muerde la mentira. 
Apagando la vela de la cordura.
Aumentando la represión.

Hasta que amanezca la era de las mariposas, y todo se derrita de nuevo entre las curvas.


Qué Delicado.

Góndola.

martes, 1 de octubre de 2013

XXVI Invitación

Es-Calor-frío.
Un sudor que me lleva al subcielo.
Infierno paradisíaco.
Como esa, tu boca, tan blanda…
Me atraganto con imágenes, fotogramas, una rosa roja que respira sobre el felpudo.

Tocan a la puerta y yace ahí. Siempre sola.
Melliza de mis deseos, desgarrándome,
gritándome al doble alma,
arañándome la garganta,
arrastrándome, como a ti, me arrastro. Inconsciente.

Y te espero.
Frágil, impoluta de sentimientos que contigo no sean recíprocos.
Y me enseñas los colmillos
Y qué placer que me corroe las venas cuando me susurras que me calle.
Que seré esclava de ti, sublime.
De tu sabor a pecado…

Lo que daría el lobo por volver a pecar.

Que la ansiedad se escriba con tu nombre y mi bondad hacia el mundo con un “te odio”.

Déjame vivir, por favor.





Contigo.





Góndola

miércoles, 18 de septiembre de 2013

XVIII

Subir a tus pies, por la mañana.

Qué placer da eso de notar tus cosquillas. Tus escalofríos…
Y ese único puto sentimiento que solo siento contigo, y tú conmigo.
Por ese motivo sé que me eres fiel, sería sino como optar por coger voluntariamente otra enfermedad terminal de esas de las que ya no sale nadie.
¿Y tú para qué ibas a querer eso?

Me cuesta ya ocultarte entre palabras, como antes. Donde cada poema era un pilla-pilla en el que siempre me agarrabas al vuelo, y me desnudabas, robándome todas las letras
Y dejándome vacío,
Gritándote las cosas claras, los motivos.

No quiero arroparme más con el café de tus mañanas. No quiero veneno que me robe esta rabia que es la única jodida causa que me mantiene cuerdo, o simplemente me mantiene,
Por el momento.

Siempre has sabido que soy de esos que sonríe a la ignorancia y llora al desamparo como los trazos de esos lienzos finos en los que te pienso, con ese cuerpo tan tuyo.

Estoy cansado ya de noviembre, y de ocultarme en terceras personas. De que tú seas el lobo de otra manada y yo me tenga que arrodillar.
Rindiéndome como siempre, haciéndome agachar la cabeza y huir de todo lugar en el que te encuentres.
Qué cobarde.
Qué impotencia me da que me duelan las manos por llorarte.
Y dejar la marca del lápiz en las páginas siguientes, como una cicatriz que me durará siete vidas, y las que arrastre. Contigo.


Pequeño gran infierno.




Góndola.


martes, 27 de agosto de 2013

X

Es una barra de metal, caliente. 
A ti te puede hacer daño pero a mi me produce un placer constante siempre que la pruebo.
Sobre todo si es en tu boca, y se derrite el azúcar, de tus caramelos.

Góndola.

miércoles, 19 de junio de 2013

XV:III

Es rabia.

Ira.

Un caos inmerso en el control.

Amor.

Los sentimientos que fluyen en bocanadas de aire y desechamos como algo que cabe perfectamente en la rutina, junto a los otros.
Es este caos en nuestro pequeño inframundo personal el que nos abre la cabeza y nos destruye, poquito a poquito, como una bolsa de piedras golpeándonos hasta desfallecer.

Un tiempo formado por falsos acordes.
Que nos limitan el control del orden y nos hace pensar que en lo profundo de la calma se encuentra la paz.

Mentira.

El mundo es un pozo de mierda. Que se consume en millones de pedazos inconexos, un puzle imposible de vidrio frágil el cual todo ser humano observa, inmóvil, sin opción a querer transformar.

Nudos que te aprietan la garganta y hechas a llorar, por un sentimiento de elegía que te hace creer que podrás llegar al infinito con esas alas de impotencia
A tu pequeña ideología personal, con un Dios
Sumiso.

Es un mundo quebradizo, frágil, distorsionado cruel áspero, y en decrecimiento.
Del cual ninguno sabe en qué orden debemos caminar, ni por qué camino.

Y si no nos sirve el oxígeno morimos, y la glándula espinal se nos vuelve enemiga, los sueños se convierten en arañazos sin significado ninguno, y llega el fin.
Cuando todos hemos sentido, de una manera u otra, solo sentir es lo que “importa”.

Vidas construidas por andamios que fueron paridos por cesárea.

Puntos putos lejanos de una revolución de sensaciones y un giro de 360º del orden social.

Exijo a cada nuevo ser con su propio raciocinio y que ese sea dueño de su propio mandamiento real y regio sobre todas las restantes subordinadas intenciones.

Que cante la tierra y destruya a los mares y que de ésta agua nazcan las nuevas almas. Dichosas de poder adorar únicamente y como ningún humano lo hizo, la vida.
Haciéndose invisible como una esencia que quedó impoluta…
Y que hizo de los humanos creer y venerar al caos como supremo del significado de la existencia y la fuerza, y todas sus ciencias inventadas por lo que ya se extinguió.


Y que se caigan las hojas y suenen a vacío, y nadie se asuste
Y griten por un amor a lo inmortal y a la naturaleza del desorden que hay de por sí, en el aire que respiramos.


Porque lo sabio en la experiencia importa mucho más que cómo nos enseñaron a fecundarla.

Góndola.


domingo, 2 de junio de 2013

Me gusta eso de tener una vida rara. Más bien lo necesito, como eso, de no poder parar de escribir, 
en ningún momento, y de verte solo a ti 
en cada una 
de mis palabras.

Me gusta eso de que nadie me entienda y nadie me crea; ni viva, ese amor infinito que solo han vivido Romeo y Julieto...
Y demás parejas de cuento. Todas falsas.

Es como tener dos vidas: la tuya y la mía, o más bien la tuya y la que tienes tu tienes, contigo, reservada para siempre.
Y sí, me puede eso de tener secretos, y que nadie sepa lo que pienso más allá de una sonrisa, y que solo escribo cuando te huelo a musa, en la distancia, o me hacen oler a ti así, de cerca.

Joder, cuanto más te leo más llego, no hay otra forma en mi cabeza de tenerte.
Me gusta eso de observarte ahí, a lo lejos, para toda mi maldita vida, como un mito idealizado entre mis mundos, 
o mi única realidad,
que es la que vivo, 
sin verte nunca,
ni tenerte.

Góndola.

martes, 21 de mayo de 2013

X:IIIV


La línea del horizonte me susurra tu mirada negra, constante y profunda. Esa mirada que me provoca sed y hambre y me arrastra y me hiere, y me hace adherirme a ti como un parásito que disminuye en lugar de crecer, dentro de tu cuerpo.

Y escarbo, buscando lo que me alimenta y me quita las ganas de beberte. Y me aumenta la agonía y te quiero toda mía hasta que muero. Por tu culpa. Y vuelvo a revivir de nuevo como una puta maldición enfermiza que me hace pedazos y me destroza la vida.
Y encima me gusta.
Porque no permito otro motivo por el que sufrir.  Todos me parecen absurdos si los comparo  contigo.

Madre mía. Quiero que me mate ya esta locura.
Y quedarme sola.
Contigo en mente.
Hasta que se me acabe el tiempo.

Góndola.

domingo, 12 de mayo de 2013

XVIII:IVIX


Hoy necesita escribir(te) por algo que le roba el pensamiento. Es una sensación de agobio, de locura insana y descontrol. Algo que no puede evitar ni queriendo y que cuando quiere estar feliz, aparece de nuevo, recordándole…

Sabes que esa no es tu verdadera sonrisa, recorriendo con prisa todos los rincones abandonados de su mente… Y empieza a escarbar y hacer daño y el grita, marcando un sonido agudo y continuo que le lleva a la demencia.

Eso de acariciar su bello blanco puro y notar la fuerza de sus garras marcándole el paso del tiempo… Volviéndose invisible como una esencia que quedó impoluta desde hará ya años…
Y tantos momentos atrás.

Eso de sus abrazos es lo que hecha tanto de menos y la mirada de fiera inocente, y enamorada.

Un té helado y una cerveza… Y la luna que ya se veía llena a las nueve de la noche.

Hoy necesita escribir(te) porque llora involuntariamente y lleva consigo un candado de secretos del cual la noche solo posee su llave, cuando está solo, tirado en tu cierra desconocida, y a la  vez tan cercana.

El paso de vuestro ritmo ya es lo de menos si se trata de una maldición eterna y agridulce.
Es triste, lo sé pero, ¿qué puede arriesgar siendo tan pequeño?

Góndola