domingo, 15 de marzo de 2015

XXIII/XXII

Es una habitación contigua, una cama destruida; basura, escombros de mentira, trivialidad dependiente de-, y mucho frío. 
Aquí las paredes siguen rebotando colores alternantes, insectos paralizados unos mezclados con otros juntando con otros carne de otros. Todo se enmarca en un lienzo de monólogos grupales, de risas de cansancio y ojos abiertos y atentos y afables al más mínimo trato.
En esa habitación no funciona con lógica el tiempo, no articulan los suelos firmes, no van las luces, no tapan las cortinas... 
No te tapan las cortinas.

Son más de cinco días desde que me brindaste.

Góndola.

sábado, 21 de febrero de 2015

martes, 4 de noviembre de 2014

IV.II.XIV

Los vagones van rebozando autarquía, complaciendo involuntariamente
externos
del método de tirar los audífonos.

Dejar de olvidar escribiendo,
no dejar de fijar,
no dejar de mirar, no dejar de mirar.

No siguen allí hoy.
No hará falta nunca más el abrazo.

Así dejarán la agonía del "y"; el cambio rápido de sentido, de derecha a izquierda,
derecha, izquierda.
Nos quedamos sin agua aquende.

Abre la boca de arriba hacia abajo, barbilla arriba y abajo, y en el fuego duelen las pestañas.
Hay que dejar de pensar en el murmullo.
En la puerta de pared con pared, en los pasos entaconados dejados pisados a gritos.
Se para el tiempo, se ralla el sonido, perturban la marcha.
Toc, toc,
toc, toc.
Como una serie de círculos sucios, y dentro está el silencio que ruega ser buscado por el hueco,
eco,
eco,
eco.
Prohibido pensar más que ahora.
Estamos en un clisé negativo. Cambiamos la arena por los vecinos, las gaviotas por cuervos, los espacios por interrupción, la pretensión por influencia, y nos quedamos
vacuos.

Nada que poner en los pies para no romper el amarillo.
Se caen los cabellos devorando la última chupada con la cabeza hacia abajo, los ojos llorosos, escuecen los ojos llorosos. Joder quedarse horas escuchando tras, cenis, ferios, el "ya no te quiero escuchar, porque no soy capaz de estar dentro."
Y ahí cierran los ojos y vuelve el atardecer.

Presunción.
Tienen miedo a no pasar el azul, a que hablen de lunas cuando el que más ama a la luna se queda dormido en toallas, esperando la caída; con más manos de manos-de más.
No hay renuncia.
No hay calma entre árbol y árbol porque
no
hay
árboles.
Tendría que haber sucedido antes, antes de que acabara el ruído y que callaran las bocas;
todos mirando hacia dentro, esperando el momento

de partir la respuesta en dos.

Góndola.

lunes, 11 de agosto de 2014

A punto estamos de perder la cabeza por querer llevarlo todo. 
Así las risas las esquematizamos en listas enormes que aún no se han escrito, tachamos cifras que no fueron calculadas, abrimos fuerte los ojos, y yo te digo, y te repito: mírame a mí y encuéntrame a mí, que el resto importa poco. 
No me entretengo en pararme y admirar evocaciones, la superluna sigue estando lejos y me importa una mierda lo lejos que esté ya si en cuanto a distancias solo pienso en la que hay entre tu camino y el mío. 
Las 22:20, no lo olvides. 
Ya no recuerdo vida antes de ti.

Entre hoja y hora, de río
Prometo esforzarme en el ideal antes de que se nos acaben los gajos, y tus ojos, tus labios, porque siempre exijo de más, 
siempre, 
de 
más. 

Con fusión con-cordia.
Y -Dos Días- como el año de alguien que vivió por un país utópico. 
Y Te recuerdo a ti, recuerdo nuestro campo, recuerdo la luna, el tejado, y las hamacas.

Góndola.

sábado, 9 de agosto de 2014

XIII:XXI

Nos pusimos a pelear como estúpidos, riéndole la gracia al tiempo y su gula.
Hacía frío, se estaba húmedo, las sábanas, las sobras, las manos intrusas.

La ventana estaba abierta, las ramas entraban por todas partes
sus sombras abrazaban pieles inertes haciendo sudar en lo imposible,
congelando los grados,
agarrando bocas, fijas, entre otras,
impidiendo el paso a vuelos rápidos.

Hacíamos equilibrio en barandillas de acero,
a muchos metros de tierra firme,
y de las mareas,
y de la luna.

Las voces mudaron allí, y no han vuelto.









                                                                Góndola.


lunes, 9 de junio de 2014

XXIII

Ramas entre dedo y dedo. Buscábamos cómo entretener los nervios. Apretamos fuerte los puños y no quisimos saber el uno del otro mientras nuestros ojos se buscaban desnudos para observarse.
Encuadernamos con ansias las ganas de seguir un proceso evolutivo y le pusimos fin a las páginas con una sonrisa de oreja a oreja.

Ahora el límite se basa en pedir al infinito que esta vez dure eternamente, y no solo permanezca, de ti y hacia ti, sino contigo y por ti conmigo.
Si la historia de un caos tuviera sentido desde comienzo, las libretas no servirían para escribir o describirte, ni para derramar textos que más tarde irían unidos.

Yo creo en el amor. Ahora más que nunca, lo creo renacer con firmeza, salvajemente indomable, lleno de tus ojos y de un vacío de transparencia descomunal. 
Creo en poder seguirlo a él y su galope, y creo en que ya permanecía ahí desde principios. Cogerlo(te) con las manos y no soltarlo nunca, cuidarlo y admirarlo como se admira al mar y como se respira (la sal), como algo que se acaba, porque los momentos acaban, y si realmente terminan aquí, sonreiremos de nuevo y marcharemos hacia otro episodio.

Abrazarte me llena de vida al igual que escribirte sin que me leas, y creo que solo con esto y con saber que sufres lo mismo, sé con lo que trato y de qué forma.

Aunque el miedo venga y vaya. Esto es igual que un cardiograma en pleno paso, de lento a fuerte,     lento,        fuerte.


Góndola.


Revelación:

El amor sano existe.

Góndola

domingo, 1 de junio de 2014

III:XXXVIII

Estamos llenos de simbología.
Tu te nutres de mi, y yo de ti, es algo bilateral.
Estuve tanteando algún método contra el ansia de retenerte y fui yo la que acabó huyendo. 
Quizás hoy me vea a mi misma buscándote por rincones en los que sé, perfectamente, que no te voy a cruzar.
Y a sabiendas de ello, permanezco. Estrujo al máximo los recuerdos, momentos que ayer, o incluso hace horas compartía con tu azul.

Espiro palabras al vuelo. 
"Son como ganas de expulsar la sensación con la que me levanté hoy desde que me despedí de ti anoche", pensando en tu sonrisa, tus ojos transparentes joder, 
y tus gemidos.

Sé que cuanto más te tengo más quiero, y sé que esto es peligroso, me gusta el peligro.
Y sobretodo el miedo si lo tengo contigo.


Góndola.