sábado, 9 de agosto de 2014

XIII:XXI

Nos pusimos a pelear como estúpidos, riéndole la gracia al tiempo y su gula.
Hacía frío, se estaba húmedo, las sábanas, las sobras, las manos intrusas.

La ventana estaba abierta, las ramas entraban por todas partes
sus sombras abrazaban pieles inertes haciendo sudar en lo imposible,
congelando los grados,
agarrando bocas, fijas, entre otras,
impidiendo el paso a vuelos rápidos.

Hacíamos equilibrio en barandillas de acero,
a muchos metros de tierra firme,
y de las mareas,
y de la luna.

Las voces mudaron allí, y no han vuelto.









                                                                Góndola.


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